miércoles, 17 de febrero de 2010

La Columna de los Miércoles

Después de varios meses, vuelve al ruedo esta sección. Para el regreso, el autor nos preparó un muy buen artículo para leer antes del inicio del campeonato. Que lo disfruten.

ILUSIÓN

Es la palabra que mejor le queda a lo que sentimos todos en esta época. Nuevos nombres, nuevas caras e ideas renovadas son el principal alimento de esta acumulación de expectativas que tenemos cuando comienza un nuevo año. Sueños de alcanzar la gloria, ganas de tomar revancha, ambiciones de triunfar de nuevo se apoderan de nuestros pensamientos aventureros que surgen cada noche antes de dormirnos.


Obviamente no podemos negar que esporádicamente también aparecen incertidumbres, miedos al fracaso, dudas e inseguridades tal vez respaldadas por aquella frase, tan conservadora como cobarde, de “mejor malo conocido que bueno por conocer”.

Pero creo que hablo por todos al afirmar que al final siempre se impone el optimismo, la mitad vacía del vaso desaparece para dejar un mundo lleno de ilusiones y de esperanzas. Se nos pone la mente bien roja y volamos imaginando al equipo ganando, goleando y gustando; a la centenario desbordada de locura y alegría; a nosotros delirando al ritmo de bombos y platillos, enceguecidos por el humo de decenas de bengalas y perdidos detrás de un diluvio de papeles, alentando como en los mejores tiempos y aturdiéndonos entre abrazos con cada grito de gol.

Y no está para nada mal imaginar eso, razonemos un poco: ¿Qué sería de nosotros si pensáramos lo contrario?, ¿para qué jugaríamos el campeonato si no tendríamos fe de poder ganarlo?, ¿dónde quedaría nuestro orgullo si no soñáramos con quedarnos afónicos todos los domingos, con volver a casa llenos de manchas rojas o con delirar arriba de la tribuna? Ay Dios, se me enfría la sangre de tan sólo pensarlo.

Vivir sin ilusiones es estar un poco muertos. Por eso está perfecto que arranquemos este nuevo ciclo con muchas esperanzas, ilusionados con volver a copar en todos lados, con seguir escribiendo páginas y páginas de historia de la buena de esta Gloriosa Institución, con volver a estremecer las tardes de domingo, y, ¿por qué no?, con dar otra vuelta…

…ilusionados, muchachos (y muchachas), con enamorarnos de Argentino un poquito más.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Increíble!