miércoles, 13 de abril de 2011

La Columna de los Miércoles

Nueva entrega de la sección de cada miércoles. Esta semana, Alvaro Fraiz nos trae el relato de lo que deben vivir durante cada partido muchos hinchas de la Gloriosa Institución que por diversas razones tienen que estar lejos del club de sus amores.

TAN LEJOS, PERO TAN CERCA

- Por fin llegaste, ¿Sabes que piso es?- Me preguntó Rober, que estaba esperando abajo del edificio a que yo llegue para no tocar cualquiera y despertar a algún vecino de su siesta dominical.
- Creo que el 12, no me acuerdo si A o B- Nos acercamos al portero eléctrico y vimos que en el piso 12 sólo había una opción, así que tocamos y entramos.
- Me traje la camiseta en la cintura, no me daba la cara para traerla puesta porque está hecha mierda, es la cábala, esta es la del 5 a 0– le comenté a Rober mientras subíamos en el ascensor.
-Yo no tengo más ninguna casaca acá, no sé que pasó, deben estar todas en Marcos Juárez – me contestó, pensativo, tratando de recordar donde habían quedado esas camisetas.
Entramos al departamento y nos estaban esperando Gustavo y su novia, Edith, esta última al vernos entrar exclamó: - ¡No pueden ser tan enfermos! ¡Se juntan a escuchar por la radio un partido! ¡Están enfermos chicos!- La primera respuesta fue una mirada retadora hacia Gustavo, como queriendo decirle “para que la trajiste”, y luego de eso nos enfocamos nuevamente en Edith y yo tomé la voz cantante y le respondí: - ¿Vos sabés lo que es Argentino para nosotros? No tenés idea Edith, ¡calculá que hasta grité un gol tuyo de hockey, imaginate! – Esto último hizo traerle ese lindo recuerdo y así logré que termine con las críticas.
-Hay un problema – advirtió el Gusti, y prosiguió – no puedo sintonizar la radio-.
- ¡¡Ah no podés ser tan pelotudo!! ¡Te dije que la sintonices a las 12 del mediodía porque sino no iba a agarrar boludo!- Exclamé, imaginando tener que vivir el partido llamando esporádicamente a Ronald, que seguro estaba en la cancha. Sin salir de la desesperación llamé a mi hermana que estaba en el departamento y le pedí que abra la página de la Red Panorama y que pruebe escucharla, para ver si ahí agarraba. Ante la negativa de ella, empezamos a buscar otras alternativas para poder seguir el partido segundo a segundo.
- A ver, llamemos a Gilli- se iluminó Rober.
- Dame yo lo llamo, que el otro día me escribió para mi cumpleaños y no lo tenía agregado, quedé regalado cuando le pregunté quien era – Comentó Gustavo.
Lo llamó y se fue a hablar al balcón. Volvió riéndose de las cosas que Guille le había dicho: - ¡Que mal que quedé!¡Hoy es el cumpleaños y no sabía! ¡Quedé regalado mal, otra vez! -.
Nos reímos todos por la respuesta que le había dado Gilli y, acto seguido, retomamos el tema que nos convocaba.
-¿Qué te dijo? ¿Lo pasan, no?- pregunté.
-Si, si. Tienen un problema en la central, me dijo que ahora en 20 minutos ya está arreglado, igual falta una hora todavía- Afirmó, para dejarnos más tranquilos.
Nos pusimos a ver tele para quemar el tiempo mientras Rober intentaba sintonizar la radio cada 2 minutos.
Unos minutos después, el mismo Roberto decidió ponerse el equipo al hombro y bajó a comprar dos cervezas y papitas. Encima de que le tocó bajar, también tuvo que pagar porque entre Gustavo y yo juntábamos 5 pesos.
Cuando ya había pasado media hora de aquella llamada a Gilli, decidí comunicarme otra vez para ver si sabía algo. Lo llamé y, aprovechando la información que me había dado antes Gusti, comencé la charla con un “¡feliz cumpleaños querido!”. Luego de su agradecimiento, el flamante abogado no supo darme alguna otra información que no sea la de seguir esperando. Una vez que corté empezamos a buscar otras sintonías y encontramos, por suerte, la radio Marcos Juárez que también transmitía el partido, tal como hace unos años. Por lo tanto dejamos esa, nos servimos cerveza, nos sentamos en la cama de al lado de la computadora, acomodé la camiseta de cábala en mi falda, y empezamos a sentir los típicos nervios que anticipan que el partido está por comenzar (y que se multiplican por la cantidad de kilómetros que te separan de la cancha).
La radio comentaba que llovía torrencialmente en Marcos Juárez y a causa de esto tenía algunos problemas técnicos que demoraron la conexión con los relatores. Al no saber qué estaba pasando, y pensar que me iba a perder de algo, me levanté de la cama, agarré el celular que lo tenía cargando y llamé a Daniel, para ver si podía darme alguna información. Cuando me atendió logré oír un “rojo, mi buen amigo…” de fondo y luego me contestó: -¡Amigo estoy en la cancha! Ya están por entrar los equipos, no te escucho bien, después hablamos-
- ¡¡No Dani!! ¡Esperá!- exclamé desesperadamente, y rogando por piedad proseguí - Por favor no me cortes. Acá nos estamos muriendo de los nervios. Por favor no me cortes. Dejame, aunque sea…poder escuchar el recibimiento-.

2 comentarios:

siempre hincha del rojo dijo...

Esta muy bueno, muy ocurrente con los nombres de los personajes, grande Peloncho!!!!!! Cuando iba leyendo me daba la sensación de estar ahí jajajaja!!!!

Anónimo dijo...

MUY BUENO EL RELATO, TE FELICITO!!!!