La Columna de los Miércoles

Nueva edición de esta sección de nuestro blog. Esta semana, comenzando a vivir la previa del clásico de la ciudad, Alvaro Fraiz nos cuenta en la columna su opinión sobre este partido -atractivo sin dudas- y que quizás coincide con la de varios hinchas más. Esperamos sus comentarios.

UN PARTIDO APARTE, Y NADA MÁS

Tal vez muchos hayan esperado otra cosa de esta columna. Se me ocurre que pueden haber pretendido que sea una columna que agite el clima, que busque calentar esta previa del partido con san martín (la omisión de las mayúsculas es adrede) y que intente ser una inyección de ánimo y optimismo para hacer explotar el lugar que nos va a albergar el domingo. Pero no, decidí darles la mirada, posiblemente muy subjetiva, que tengo sobre este nuevo encuentro frente al club (¿?) de la avenida. Y les estoy hablando en primera persona porque esta vez no busco ser la voz de La Pasión Albirroja sino que voy a hablar por mi mismo, y nadie más, luego si coinciden con mi idea o no, bueno, acá al lado está el box de los comentarios y todos son válidos.

Ahora bien, para empezar quiero aclarar a qué me refiero con este título. Argentino en los últimos tiempos nos acostumbró a jugar partidos de importancia suprema como las finales de la primera A o altas instancias de Torneos del Interior. Hoy, luego de un pobrísimo 2010, nos toca volver a jugar en la divisional B y esto implica enfrentar nuevamente al rival coterráneo que más nos odia históricamente (cuando digo históricamente me refiero a sus púberes 50 años y chirolas). Y lo que busco conseguir con esta columna es ubicar correctamente el orden jerárquico que, a mi entender, ocupa este partido para nosotros.

No voy a negar que es un clásico, porque, para definirlos de alguna manera, así se le llama en la jerga futbolera a los partidos que tal vez tengan algo más que 3 puntos en juego (cómo las gastadas semanales, el orgullo de sentirse el mejor de la ciudad, etc.). Pero no me parece que se tenga que tomar este enfrentamiento como EL partido del año. A mi entender es un cotejo con otro sabor, más picante tal vez porque sea el rival de la ciudad, pero que si tengo que acomodar jerárquicamente a los partidos que nos esperan a lo largo del año, es el partido más importante…de la etapa clasificatoria. Es el contrincante al que más le quiero ganar, pero en la primera fase. Para darles una idea, en ese orden de trascendencia que hago imaginariamente en mi cabeza, ocupa recién el séptimo lugar en el semestre (luego de las dos finales, las dos semifinales y los dos cuartos), y el noveno en el año (sumando a los ya nombrados los dos partidos de la finalísima para ascender).

Y no pasa por ningunear al rival al que le pegamos ese tremendo paseo que terminó con el inolvidable 5 a 0 (y que ya debe tener tortícolis de tanto vernos arriba), pasa por detenerse un segundo, analizar y ver realmente qué nos jugamos el domingo. Y, por lo menos a mi, ese análisis me arroja como resultado que no puedo poner este encuentro al nivel de la semifinal contra Sarmiento que cerramos para siempre la caldera, o al de las finales contra Leones y Posse, o al de los durísimos ida y vuelta de los Torneos del Interior con Las Palmas, Las Heras, Las Parejas, etc. Y me parece que en esto vamos a estar de acuerdo.

Pero es acá donde quiero hacer una salvedad, porque esto que estoy diciendo no significa que no tengamos que vivirlo a full, que le copemos esa especie de costanera y que la pintemos de rojo como aquella última vez en el 2006. No me refiero a eso en absoluto. Tal como dice el título es efectivamente un partido aparte, que quiero ganarlo más que cualquier partido de esta primera fase, que quiero que sigan sintiéndose menos, mucho menos, que nosotros y que deje bien claro que, aunque hayamos tropezado, seguimos mandando en la ciudad. Pero hasta ahí. Ni el partido del año, ni el más importante, ni el de vida o muerte, ni una final. Un partido aparte…nada más.

¡Vamos Argentino!