miércoles, 11 de marzo de 2009

La Columna de los Miércoles

OVACIÓN

Es tal vez el reconocimiento más valorado por cualquier jugador, y no podría ser de otra manera. ¿Qué puede hacerte sentir más orgulloso que escuchar corear tu nombre al ritmo de cientos de palmas chocándose? Y si, además, recibís este galardón vistiendo una camiseta con los colores que llevás en el corazón, es impagable.

Y a eso apunto con la columna de hoy. Quiero revalorizar el sentido de la ovación y todo lo que significa. Una hinchada puede ser tranquila y acertadamente calificada según los jugadores a los que halaga con este elogio. Y es por esto que quiero aclarar el sentido que tiene este homenaje popular.

No podemos entregarle este premio a alguien que venga, se ponga la albirroja por primera vez, meta un gol, lo grite con furia y se bese el escudo. No muchachos.

Tenemos que vestir con éstos laureles a los jugadores que sabemos que se la juegan por estos colores, que dejan todo en la cancha, que piensan en la tribuna sólo cuándo termina el partido y nos retribuyen el aliento, y no solamente cuando tiran un caño. A esos que los conocemos y que los hemos visto pelear por defender la camiseta, y no me refiero a ningún buscapleitos, eh. Por ejemplo, anoche en la práctica que tuvimos con el cele (B) (5-0), me pareció fantástico haber ovacionado a Tute Giammalva y a Ale Gomez porque a ellos sí que los vimos luchar, ganar, perder, y todo con el rojo, y ahora se están comiendo una sanción por haber saltado a defender el orgullo y por la impotencia de sentir que a Argentino le metían la mano en el bolsillo.

Muchas veces pecamos de exitistas y nos equivocamos en ovacionar a jugadores que tal vez nos divertían, o algo así, pero que ni conocían al Gringo Venturi. Digo esto porque también son dignos de aplausos los pibes que nacieron en la cantera del club y que saben y conocen lo que es esta Gloriosa Institución.


Por eso muchachos, tengamos cuidado, que jugadores hay y va a haber muchos, pero…ÍDOLOS SON POCOS.

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