lunes, 23 de marzo de 2009

No dejen de aplaudir

Las Palmas... atrás, en el camino. Gran victoria de Argentino el pasado domingo en Córdoba. Inolvidable para los presentes, para todos aquellos que viajaron con la ilusión cargada en sus corazones y que estalló en esa enorme tribuna visitante; para todos los que gritaron y alentaron como en esos días que recordamos en asados y otras reuniones. Porque sí, 22 de Marzo, será una fecha memorable.

¿Quién podrá negar que era un partido altamente difícil? ¿O que las esperanzas de clasificar se habían minimizado con ese empate final en el country?

Fue un encuentro trabado, similar al primero, donde la Gloriosa Institución proponía un buen juego que, en algunas ocasiones, provocaba errores que complicaban la situación. A mediados del primer tiempo, en una de las pocas ocasiones de gol para el albirrojo, Leo López queda en posesión del balón dentro del área y con un gran disparo colocado entre el arquero y el horizontal consigue la desigualdad parcial. Una nube de euforia cubrió por un momento la tribuna visitante, aumentada por una fuerte ráfaga de viento que avisaba de una tormenta importante. Felicidad en la mitad del estadio, pero no por mucho tiempo, porque algunos minutos más tarde, el equipo cordobés llegaba al gol y todo volvía a comenzar. Hasta allí, buena tarea del árbitro.

El segundo tiempo mostró al visitante con una actitud diferente. Salió a la cancha a ganar y con toques bajos y controlados dominaba el encuentro. No sin algunos sustos para la valla de Juan Suárez. La hinchada del Rojo -en muy buen número- entendió el momento y su aliento llegó dentro de la cancha, donde los jugadores aprovecharon la situación para arrinconar a su rival. Y ahí fue cuando ocurrió. Jorge Quinteros, el goleador, el fenómeno delantero, se sacó de encima al defensor y con un fuerte disparo, similar al del primer gol, concretó lo que sería luego el resultado final. De allí en más, la Gloriosa Institución sólo tuvo que mantener el resultado. Valioso fue el gran aporte de Gonzalo Garis, que ingresó sobre el final y luchó para alejar la redonda del área.

Final del encuentro y locura, pasión y emoción. Ni las nubes negras que amenzaban en el cielo pudieron opacar el rojo y blanco brillando en las tribunas. Porque eso es Argentino, el que en las más difíciles aparece y se agranda como ninguno, el que emociona a su gente hasta enloquecerlos.

Argentino, la alegría de mi corazón.

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